En los últimos años, Latinoamérica ha sido foco de destapes históricos de corrupción. Casos emblemáticos como Odebrecht y casos más locales, pero constantes, han erosionado la confianza de la población en la política y los políticos. Pero la corrupción no viene sola y a este ambiente de desconfianza se suma la fragmentación de los partidos y gobiernos, dando como resultado una institucionalidad frágil. Perú ha sido un gran ejemplo de aquello.
This article is available in Spanish.
En el Perú, el presidente Martín Vizcarra disolvió el Congreso y llamó a nuevas elecciones extraordinarias, después de haber permanecido en un escenario de constante confrontación por meses con un Parlamento muy despretigiado y con alto niveles de rechazo ciudadano. Tras un aplauso ciudadano temporal, se hizo evidente que, aunque la mayor parte de la población estaba de acuerdo con el cierre, esta también se encontraba desencantada y cansada de lo que, colectivamente, se conoce como “los políticos de siempre”. El desinterés en las nuevas elecciones se fundó en la sensación de que un nuevo congreso no generaría ningún cambio efectivo y todo se mantendría igual.
En este contexto, desde IDEA Internacional Perú nos propusimos hacer esfuerzos diferentes para trasmitir a la ciudadanía en general mensajes de reflexión sobre la corrupción y la política, pensando en motivar a los votantes a informarse y elegir candidatos limpios. Con este objetivo, convertimos el teatro en una herramienta para lograrlo.
El arte siempre ha tenido un poder transformador. Tiene la capacidad de generar emociones, reflexión y discusión; pero no siempre está al alcance de todos. El teatro en particular tiene la facilidad de poder llegar a un público amplio de manera más cercana y sin embargo una buena parte de la población no tiene acceso a este e incluso hay muchas personas que nunca han presenciado una obra teatral. Para la campaña de las últimas elecciones congresales extraordinarias en Perú, IDEA Internacional buscó llegar también a esta población y usó el teatro de dos maneras: Rapiteatro o teatro a domicilio y teatro callejero.
Rapiteatro consistió en una serie de obras cortas que aborden la temática electoral, puestas a disposición de la ciudadanía a modo de delivery: íbamos a donde se nos pida. El único requisito era reunir un público de al menos 20 personas en un espacio de 3x3m. Podía ser en un centro comunal, oficina, colegio, barrio o incluso una casa. El objetivo era montar micro-obras gratuitas en diversos espacios no tradicionales de la ciudad de Lima y así generar la participación y reflexión de diversos públicos que se sienten alejados de la política. En dos semanas se realizaron un total de 69 funciones, llegando a un aproximado de 2,400 personas.
Por otro lado, también se buscó tomar los espacios públicos de distintas ciudades del país mediante intervenciones escénicas. Esto fue el teatro callejero. Irrumpir la cotidianidad del ciudadano de pie para reflexionar sobre la coyuntura política es una herramienta muy potente. Las intervenciones se realizaron en parques, plazas, playas y mercados; llegando a más de 4,000 personas en 6 ciudades diferentes. Muchos de los asistentes agradecieron la realización de estas intervenciones por su pertinencia ya que reflexionar sobre estos temas no es usual en espacios como la calle.
Con estas experiencias reafirmamos que existen formas alternativas desde el arte para que la ciudadanía se re-conecte con la política. La población está desencantada y quiere expresarse.
Solo es necesario un detonador.