Salvando las distancias (de financiación): Reflexiones sobre la financiación política para promover la democracia inclusiva
Es indudable que el dinero desempeña un papel importante en la política. Sin embargo, si el flujo de dinero en la política, conocido habitualmente como financiación política, no se regula adecuadamente, existe el peligro de que la influencia y el poder político se concentren en las manos de unos pocos. Ya existen diversos obstáculos sistémicos, culturales, educativos y jurídicos que impiden la inclusión de las mujeres, las personas con discapacidad, las personas del colectivo LGBTI y los jóvenes en la política. A estos se suman los obstáculos financieros, lo que implica que para los candidatos de grupos minoritarios o discriminados posiblemente sea más difícil el mero hecho de participar en la política. Para contribuir a solventar este problema, el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), en colaboración con Pathfinders, ha analizado dichos obstáculos para identificar de qué manera el dinero puede contribuir positivamente en la política, consiguiendo como resultado que nuestras democracias sean más sólidas.
Aclaración: Las opiniones expresadas en este comentario son las del autor. Este comentario es independiente de intereses políticos o nacionales específicos. Las opiniones expresadas no representan necesariamente la posición institucional de IDEA Internacional, su Junta de Asesores o su Consejo de Estados Miembros.
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Las cifras hablan por sí solas
Según indica la Unión Interparlamentaria (UIP), el número de mujeres en los parlamentos a escala mundial en 2021 es únicamente del 25 %. Si las cifras crecen al ritmo actual —tal y como describen los Índices del Estado Global de la Democracia publicados por IDEA Internacional en 2019— se necesitarán otros 47 años para alcanzar la paridad de género en los parlamentos. Es más, el 15 % de la población mundial, aproximadamente 1000 millones de personas, tienen algún tipo de discapacidad y, sin embargo, siguen estando gravemente infrarrepresentadas en la vida política y pública. Por ejemplo, en la Unión Europea únicamente el 1 % de los políticos tiene algún tipo de discapacidad, cifra que cae al 0,4 % en la región de Asia y el Pacífico. No se dispone de datos mundiales sobre la representación política de personas del colectivo LGBTI o de minorías étnicas, si bien un estudio realizado en 42 países reflejó que únicamente 194 personas de entre todos los legisladores son abiertamente gais o lesbianas.
Maneras de mejorar la inclusividad en la financiación
Las campañas políticas cuestan dinero. A los candidatos, especialmente aquellos que pertenecen a grupos con poca representación, a menudo les resulta difícil obtener las considerables sumas que son necesarias para llevar a cabo una campaña y con ello tener la posibilidad de ganar unas elecciones. En un intento de equilibrar las reglas del juego, algunos países han aplicado medidas especiales como, por ejemplo, proporcionar fondos públicos a fin de alentar a los partidos políticos a que designen candidatos de grupos infrarrepresentados. Así, Francia incorporó la prestación de fondos públicos con perspectiva de género en el año 2000. Esto suponía que si la brecha de género entre todos los candidatos presentados por un partido político superaba el 2 %, los fondos públicos recibidos por ese partido se reducirían en 1,5 veces tal diferencia. Actualmente, hay unos 30 países que disponen de fondos públicos con perspectiva de género, pero hay menos que hayan adoptado medidas similares para las personas con discapacidad, las minorías étnicas, las poblaciones indígenas o las personas de la comunidad LGBTI.
Asimismo, los partidos políticos desempeñan un papel clave a la hora de subsanar esta brecha de financiación, puesto que son los que gestionan las campañas del partido y controlan sus finanzas. A fin de apoyar a los grupos que tradicionalmente tienen poca representación en su aspiración por obtener cargos políticos, los partidos políticos pueden establecer redes de recaudación de fondos o crear fondos en el seno del partido destinados a respaldar a dichos colectivos. En esta línea, el Partido Conservador del Reino Unido creó el Candidates’ Fund (CF) para proporcionar apoyo financiero a sus candidatos LGBTI.
Además de diversas iniciativas políticas, en algunos países también se han realizado actuaciones privadas significativas, tanto partidistas como no partidistas, para facilitar el acceso a los fondos de campañas, al tiempo que se proporciona a los candidatos la formación y las herramientas necesarias para llevar a cabo campañas efectivas. Por ejemplo, en los Estados Unidos la Lista EMILY respalda a las candidatas del Partido Demócrata que están a favor del derecho al aborto y el Fondo Victory proporciona apoyo a la recaudación de fondos de los candidatos LGBTI que se presentan a las elecciones.
Condiciones para conseguir los mejores resultados
Aunque es cierto que la participación política y la representación de los grupos infrarrepresentados han mejorado en muchos países, las medidas especiales de financiación política no son ninguna panacea. Su eficacia varía en función del grado de dependencia que tiene el partido de la financiación pública, la relación entre la financiación pública y la equidad política, y la opinión de un partido respecto a los valores sociales sobre la igualdad, por no hablar del momento en que se aplican las medidas. Y, sobre todo, dichas medidas funcionan mejor si cuentan con el apoyo o el fortalecimiento de otros factores como, por ejemplo, sistemas electorales apropiados, disposiciones de cuotas, estrategias de partidos políticos sensibles al género, el papel de los grupos de presión, y el entorno social y cultural propicio.
Se precisan esfuerzos de mayor calado
Además de utilizar la financiación pública para promover la inclusión, o sanciones si se intenta desalentarla, cualquier regulación en torno a la financiación política debe ser examinada para garantizar que influya positivamente en la participación política de los grupos marginados y con poca representación. Es más, las regulaciones deben valorar detenidamente las disposiciones sobre los límites de contribución y gasto, ya que estas medidas pueden repercutir sistemáticamente en la capacidad de los grupos marginados para competir en igualdad de condiciones con aquellos que tienen un mejor acceso a la financiación. La mejora de las regulaciones de la financiación política también podría incluir disposiciones sobre incentivos en especie que puedan proporcionar cierto alivio a los grupos marginados, como, por ejemplo, el cuidado de niños, el transporte, el alojamiento, la seguridad y servicios de interpretación del lenguaje de signos.
Es posible que exista un riesgo significativo de que el dinero público destinado específicamente a favorecer la inclusión se utilice para otros fines. Por esta razón, los organismos de supervisión de la financiación política deben garantizar un control efectivo del cumplimiento cuando se consideren disposiciones sobre el uso de fondos públicos. También se deben incorporar requisitos de divulgación exhaustiva en los partidos políticos respecto a los gastos de los candidatos. Estos datos podrían ser decisivos tanto a la hora de analizar las transferencias financieras entre diferentes grupos como al supervisar las acciones de los partidos políticos respecto a sus compromisos. Asimismo, se debe exigir a los partidos que faciliten informes detallados sobre el cumplimiento de los compromisos adquiridos con la inclusión.
El papel de los partidos políticos y la sociedad civil
En lo que concierne a los partidos políticos, estos deben garantizar que llevan a cabo exámenes internos sobre los efectos diferenciados de recaudar fondos para diversos grupos del partido y elaborar un plan para asegurar la igualdad. Por otro lado, es igualmente necesario que dispongan de un medio para canalizar fondos hacia los candidatos de grupos infrarrepresentados que se puedan emplear en elecciones primarias del partido y campañas electorales. Además, es imprescindible que los costos de ingreso de los candidatos de grupos infrarrepresentados se reduzcan mediante cuotas de inscripción o de afiliación reducidas o subvencionadas. Los partidos deben reservar fondos que puedan asignar a iniciativas de inclusión, como, por ejemplo, campañas de financiación de candidatos de grupos infrarrepresentados, la formación sobre cómo llevar a cabo campañas efectivas y estrategias de recaudación de fondos, y la promoción de la inclusividad en los estatutos del partido.
Al mismo tiempo, la sociedad civil debe fomentar una mejor representación y respaldar redes que financien las campañas de candidatos de grupos infrarrepresentados, en las fases de designación, presentación y campaña. Las organizaciones financieras y no financieras pueden organizar microcréditos fácilmente accesibles y fondos fiduciarios para los grupos infrarrepresentados, con el fin de contribuir a que recauden fondos para sus campañas.
De cara al futuro
Lamentablemente, todavía vivimos en sociedades desiguales en las que un grupo reducido de personas con poder tomar las decisiones. No obstante, el hecho de que cada vez seamos más conscientes del valor que tienen los sistemas políticos inclusivos nos acerca a nuestro objetivo de construir democracias más sólidas. Democracias que respeten los derechos humanos de todos los ciudadanos y contribuyan con un cambio social y económico más sostenible. El primer paso de este proceso es garantizar que los grupos marginados y con poca representación reciben la financiación que necesitan para participar en la política. Pese a que muchas de las medidas existentes se han adoptado tan solo recientemente, los primeros indicios reflejan un impacto positivo. En el futuro, con datos concretos y comparativos, se demostrará la eficacia que tiene ofrecer financiación a estos grupos. No existe una única persona o una única estrategia que pueda mejorar por arte de magia la participación política y la representación de los grupos infrarrepresentados. Cada uno de los actores de la escena política —los legisladores, los organismos de supervisión, los partidos políticos, la sociedad civil— debe garantizar que las decisiones que definen nuestras vidas las adoptan quienes verdaderamente representan nuestra sociedad diversa.
Este artículo también ha sido publicado en Medium por NYC CIC de Pathfinders for Peaceful, Just and Inclusive Societies