Perú: 48 horas antes del balotaje presidencial

Más de 25 millones de peruanos irán a las urnas este 6 de junio para definir en ballotage quien será su próximo Presidente de la República. Esta elección se produce luego de cinco años marcados por una crisis política caracterizada por la confrontación entre el Congreso y el Ejecutivo. A ello se suma, en 2020, una severa crisis provocada por la pandemia de la Covid-19 que ha convertido a Perú en uno de los paises con más muertes por millón de habitantes en el mundo. En este contexto, el proceso electoral se realiza en condiciones particularmente complejas.

Aclaración: Las opiniones expresadas en este comentario son las del autor. Este comentario es independiente de intereses políticos o nacionales específicos. Las opiniones expresadas no representan necesariamente la posición institucional de IDEA Internacional, su Junta de Asesores o su Consejo de Estados Miembros.

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En la primera vuelta de esta elección, ningún candidato obtuvo más del 50 por ciento de los votos, la valla requerida por la Constitución para ganar la elección presidencial. Los dos candidatos más votados, Pedro Castillo y Keiko Fujimori, también representan a los partidos que generan mayor resistencia entre los votantes. En el caso de Castillo, por sus propuestas consideradas de extrema izquierda y en el de Fujimori por las acusaciones de corrupción y el pasado autoritario de su organización.

En ese contexto la campaña electoral ha polarizado fuertemente a la sociedad y, en los últimos días, el ambiente se ha enrarecido aún más con rumores de posible fraude. Considerando que las últimas encuestas que pueden publicarse señalan un empate estadístico entre ambos candidatos se estima que la tensión crecerá y que podría surgir la tentación de desconocer los resultados.

La encuesta más reciente del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) arroja una intención de voto de 40,3  por ciento para el candidato de izquierda Pedro Castillo y de 38,3  por ciento para la candidata de derecha conservadora Keiko Fujimori, mientras que la de IPSOS registra un 43,6  por ciento para el primero y 41,7  por ciento para la segunda. Es decir, 2,0  y 1,9  por ciento de diferencia respectivamente.

La situación se hace más compleja si se tiene en cuenta que estas intenciones de voto no son homogéneas, ni en el territorio ni entre los niveles socioeconómicos. Según IEP, Castillo supera ampliamente a Fujimori en el centro, el sur y el oriente del país, mientras Fujimori lidera por mucho en Lima y tienen una ligera ventaja en el norte.  En el centro Castillo logra 49,5 por ciento mientras Fujimori solo 28,9 por ciento; en el sur 56,3 por ciento contra 19,6 por ciento; y en el oriente 48,6  por ciento frente a 30,3 por ciento.  En cambio, en Lima ella muestra una intención de voto de 51,5 por ciento, casi doblando el 27,0 por ciento de Castillo.

En un análisis por sectores socioeconómicos encontramos que Castillo tiene apoyo de 45,9 por ciento en los sectores D/E, los menos favorecidos por la estabilidad macroeconómica, versus el 30,0 por ciento de Fujimori, mientras que en los sectores A/B,  los de mejores ingresos, la cadidatura de Fujimori alcanza un 53,1  por ciento frente al 34,5  por ciento de su rival.

Por lo pronto las tensiones de la elección ya se expresan en los medios de comunicación limeños, la mayoría de los cuales han tomado partido por la candidatura de Fujimori atacando duramente a Castillo. Este mismo fenómeno se presenta en las redes sociales, que se han teñido no sólo de discursos agresivos y de odio, sino de noticias falsas y desinformación.

En los últimos días se ha incrementado el flujo de noticias falsas que generan dudas sobre la limpieza de las elecciones y alimentan los temores de fraude. Para desacreditar al Jurado Nacional de Elecciones, tribunal electoral peruano, se ha señalado que su presidente ha tenido simpatías radicales de izquierda en su juventud y que como abogado ha defendido a acusados de terrorismo durante el conflicto armado interno entre el Estado y los grupos subversivos de extrema izquierda que dejó un saldo de 69 000 muertos entre 1980 y 2000.

Por su parte, sobre el  Jefe la ONPE, agencia que organiza la elecciones, se ha señalado que  tiene vínculos con el partido de Fujimori y con algunos de sus más conspicuos integrantes. A ello se suma que en las últimas horas se han difundido denuncias infundadas sobre la inclusión en el padrón de electores de ciudadanos fallecidos, hecho que ha alimentado varias otras teorías de la conspiración sin asidero alguno. A pesar de este complejo contexto desde diversos sectores de la sociedad civil y academia se han lanzado llamados a la prudencia y al respeto por las instituciones democráticas que incluso se han concretado en compromisos que ambos candidatos han firmado y en los que aseguraron respetar los resultados electorales.