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Octubre electoral

October 02, 2014 • De parte de Daniel Zovatto

Octubre es un mes clave para la región. El rally electoral latinoamericano de 2014 llegará a su fin este mes de octubre, al celebrarse las elecciones presidenciales en Brasil (domingo 5), Bolivia (domingo 12) y Uruguay (domingo 26), tras los comicios que tuvieron lugar en Costa Rica, El Salvador, Panamá y Colombia en la primera mitad del año. Los resultados de estos siete procesos electorales presidenciales confirman tanto el peso significativo inherente a las situaciones nacionales, como las tendencias políticas predominantes en nuestra región: el cambio (en Costa Rica y Panamá), el continuismo (en Colombia, El Salvador y Bolivia), y la incertidumbre y volatilidad (en Brasil y Uruguay).

Reelección asegurada de Evo en Bolivia

En Bolivia, la reelección de Evo Morales garantiza la continuidad del oficialismo. En las encuestas más recientes (entre ellas la de Mori), Evo acumula una ventaja de 46 puntos sobre su principal rival, el empresario de centroderecha y líder de Unidad Democrática, Samuel Doria Medina (59% vs. 13%). Los otros candidatos opositores son Juan del Granado (del Movimiento sin Miedo), el ex presidente Jorge “Tuto” Quiroga (Partido Demócrata Cristiano), y Fernando Vargas (Partido Verde). De confirmarse este pronóstico, Morales prolongará su periodo presidencial hasta cumplir, en 2019, trece años ininterrumpidos en el poder. Lo único que está en duda es si Evo obtendrá la mayoría de dos tercios en ambas Cámaras del Parlamento lo cual le permitiría prácticamente gobernar sin oposición.

¿En qué reside su éxito? En varios factores: 1) haber sabido agregar un exitoso liderazgo político y social a un gran capital simbólico (histórico dirigente sindical con raíces indígenas); 2) haber convertido al Movimiento al Socialismo (MAS) en la única fuerza con proyección nacional en la que prima un enfoque pragmático; 3) desplegar un discurso menos polarizador y más incluyente, a lo que suma una exitosa gestión económica ortodoxa que es reconocida por los organismos multilaterales financieros, y 4) una oposición débil, heterogénea y fragmentada que no llega a ser una alternativa viable al oficialismo.

Este último punto es de especial importancia. Como bien expresa el analista boliviano Jorge Lazarte, “el problema de la oposición no es Evo, es ella misma.” Y agrega: “El problema de la oposición es que tiene aun un liderazgo que lo ata al pasado y se ha quedado sin ideas”.

Cabe señalar que la nueva reelección de Evo se lleva a cabo como consecuencia de una forzada interpretación judicial de la nueva Constitución, y a que la campaña es muy poco competitiva debido al fuerte ventajismo electoral del oficialismo.

Incertidumbre y volatilidad en Brasil y Uruguay

El continuismo de la izquierda boliviana contrasta con la incertidumbre y la volatilidad del escenario electoral brasileño y uruguayo, luego de tres periodos consecutivos del Partido de los Trabajadores (PT) en el primer país, y de dos gobiernos ininterrumpidos del Frente Amplio (FA) en el segundo.

A principios de 2013 nadie habría dudado de que Dilma Rousseff tenía asegurada su reelección (65% de la población aprobaba su gestión). Esta situación cambió drásticamente durante las protestas de mediados de 2013 protagonizadas principalmente por las clases medias. El malestar por el deficiente funcionamiento de los servicios públicos, la inseguridad y la corrupción produjeron una abrupta caída de la presidenta en las encuestas. Por su parte, el trágico fallecimiento de Eduardo Campos, candidato presidencial del PSB, trastocó aún más el escenario electoral: Marina Silva (seleccionada por el PSB para ocupar el vacío dejado por Campos) desplazó a Aecio Neves (candidato del PSDB) a un tercer lugar y se convirtió en una seria amenaza para el proyecto reeleccionista de Dilma.

A parir de ese momento Marina pasó a ser el blanco de todos los ataques, lo que llevó a que perdiese fuerza en las encuestas. Según el último sondeo de IBOPE, Dilma se ha recuperado y lleva una ventaja de 14 puntos de cara a la primera vuelta (39% vs 25%). En caso de que hubiese necesidad de ir a un balotaje (bastante probable), también existe una ligera ventaja de la actual mandataria sobre Marina (42% vs. 38%).  

Por su parte, DATAFOLHA proyecta una mayor diferencia de Dilma sobre Marina (15 puntos); muestra asimismo un acercamiento de Aécio sobre Marina (20% vs. 25%), y anticipa una segunda vuelta en la que Dilma le lleva una clara ventaja tanto a Marina (54% vs. 46% de los votos válidos) como a Aécio (55% vs. 45% de los votos válidos).

En este escenario volátil e impredecible (verdadera montaña rusa), en el que la nueva clase media (clase C) es el arbitro decisivo, cualquier cosa puede suceder en esta ultima semana, incluso que Dilma gracias a su remontada de ultimo momento gane en primera vuelta (algo impensable hace un mes) o que Aécio (y no Marina) sea el que pase junto a Dilma a una hipotética segunda vuelta. Los tres candidatos están concentrados el foco de sus campañas en el estado de San Pablo (el mayor colegio electoral del país), donde hay más indecisos que la media nacional y más volatilidad en las preferencias. Estamos pues ante una elección histórica en la que, por un lado, predomina un fuerte deseo de cambio pero, al mismo tiempo, coexiste un fuerte sentimiento de temor a perder los avances sociales logrados con el PT.

En el caso de Uruguay, la reelección alterna de Tabaré Vázquez (Presidente entre 2005 y 2010), candidato del izquierdista y oficialista FA corre peligro, ya que ha venido perdiendo apoyo en las encuestas, pasando de una intención de voto de 45%, a comienzos de 2014, al actual 42-43%. El oficialismo que aspira a gobernar por tercera vez consecutiva (tras la gestión del propio Vázquez, a quien José Mujica sucedió en 2010), ve con preocupación el crecimiento en intención de voto (32-33%) de la apuesta renovadora de Luis Lacalle Pou, del opositor Partido Nacional (PN). Según el último sondeo de la empresa CIFRA (24 de setiembre), Vázquez reúne una intención de voto de 43 %, Lacalle Pou 33% y Bordaberry (Partido Colorado) 15 %. Las encuestas proyectan, asimismo, la dificultad creciente del FA de lograr la mayoría propia en ambas Cámaras del Parlamento.

Para CIFRA, estos resultados muestran una recuperación del voto del FA (que logra revertir el descenso que sufrió durante los dos últimos meses) y la consolidación del candidato del partido Blanco como desafiante principal. Asimismo, la necesidad de ir a una segunda vuelta (prevista para el 30 de noviembre), cuyo resultado, según el director de CIFRA, Luis. E. González, es “impronosticable”.

Mi opinión: la continuidad de tres proyectos políticos de izquierda se pone a prueba en las elecciones presidenciales de octubre. A diferencia de los comicios bolivianos, las elecciones brasileras y uruguayas serán muy competitivas. En periodos como el actual, de desaceleración económica regional y fuertes demandas sociales, la hegemonía de presidentes en ejercicio (Rousseff) o de partidos preponderantes (como es el caso del PT y del FA, que gobiernan desde hace bastante tiempo) resultan mucho más difíciles de mantener, y por ello los triunfos en primera vuelta empiezan a ser una excepción.

En un articulo titulado “Merito o suerte”, Capello y Zucco identificaron los determinantes del voto en América Latina, concluyendo que los términos de intercambio y las tasas (internacionales) de interés son los factores que determinan no solo la riqueza de los países sino el futuro político de los presidentes (Andrés Malamud). Si esta tesis es correcta, la nueva etapa económica y social que vive América Latina tendrá consecuencias directas en los resultados electorales y en la gobernabilidad de los países de la región. Una de las principales consiste en que las victorias de los oficialismos, sobre todo en contextos de reelección consecutiva, pese a seguir manteniendo ventaja, ya no son tan fáciles de lograr como en el pasado reciente y, por ello, la necesidad de ir a una segunda vuelta (e incluso el riesgo de perder), se ha vuelto más común, como ocurrió en la reciente y sufrida reelección de Santos en Colombia y en la ajustada victoria del oficialista Sánchez Serén en El Salvador.

Resumiendo: la gran interrogante es si el nuevo contexto económico latinoamericano vendrá también acompañado de cambios en el escenario político. Las dificultades crecientes que enfrentan Rousseff (para ser reelecta) y Vázquez (para regresar) parecieran sugerir que los vientos de cambio han comenzado a soplar en la región. Empero, la recuperación de ambos en las encuestas en los últimos días demuestra que no es sencillo ganarles a los oficialismos. Muy pronto sabremos cuan fuerte soplan estos vientos de cambio.

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Acerca de los autores

Ex miembro del personal - Daniel Zovatto
Director for Latin America and the Caribbean
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