Lo que América Latina puede aprender de las elecciones durante la pandemia
Aclaración: Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas de su autor e independientes de intereses nacionales o políticos particulares. Además, estas opiniones no representan necesariamente la posición institucional de IDEA Internacional, su Junta de Asesores o su Consejo de Estados Miembros.
ESTOCOLMO — La pandemia de la COVID-19 ha trastocado el panorama electoral en América Latina. Al menos 12 elecciones programadas en la región han sido pospuestas, incluyendo los comicios presidenciales en Bolivia y República Dominicana —finalmente celebrados el 5 de julio— y el plebiscito constitucional en Chile.
América Latina no está sola: de acuerdo con los datos del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional), más de 70 países y jurisdicciones subnacionales en el mundo han decidido postergar eventos electorales de todo tipo y más de 50 los han llevado a cabo en condiciones de pandemia.
Pero en la región, que ha batallado por décadas para dar credibilidad a sus elecciones, debemos estar más atentos que nunca y preparar los procesos electorales para enfrentar los desafíos planteados por la crisis del coronavirus.
En los próximos 25 meses habrá nueve comicios presidenciales en América Latina. Muchas de estas elecciones se llevarán a cabo en un contexto aún definido por la emergencia de salud. Preservar la capacidad de las democracias latinoamericanas para celebrar elecciones exitosas es vital: las elecciones son con frecuencia la única válvula de escape para sistemas políticos sometidos a las extraordinarias presiones derivadas de una crisis sanitaria y económica sin precedentes. Prestar atención a las lecciones que arroja el acervo de experiencia electoral acumulado en los últimos meses es urgente.
La primera de esas lecciones es la importancia del consenso político para sustentar las decisiones que se tomen sobre el calendario y los procedimientos electorales. La decisión de celebrar o posponer elecciones en medio de una pandemia involucra desde consideraciones de salud pública, hasta la potencial lesión a la legitimidad derivada de una baja participación electoral, pasando por el riesgo de crisis constitucionales. Tampoco son ligeras las determinaciones sobre la habilitación de procedimientos alternativos para emitir el sufragio y las precauciones sanitarias que rodeen la votación. Cada una de estas decisiones es una fuente potencial de fricción política y de esfuerzos para socavar la legitimidad del resultado electoral.
Lea el artículo completo publicado en The New York Times.