Formando mujeres líderes para fortalecer la democracia en Paraguay
En América Latina, la región que ha visto el mayor progreso en igualdad política de género en las últimas dos décadas, Paraguay figura en una posición poco destacada, con el tercer porcentaje más bajo de mujeres parlamentarias de las Américas, con 17,5 por ciento, aproximadamente la mitad del promedio regional de 33,9 por ciento. La situación empeora en otros cargos electivos.
Las mujeres paraguayas están subrepresentadas políticamente, a pesar de su interés y su amplia participación en los procesos electorales. Así, en las elecciones municipales de 2021, como sucede en la gran mayoría de los comicios, las mujeres participaron en una proporción mayor que los hombres, e incluso fueron mayoría en la conformación de las mesas electorales.
“Ser mujer y política no es fácil en Paraguay, es muy desafiante”, nos dice Natalia Enciso, una concejala de Encarnación, la ciudad más grande en el sur de Paraguay. “Debemos enfrentarnos a una estructura muy pesada, con mucha desigualdad económica y violencia política,” añade. Por otra parte, Belén Maldonado, concejala del distrito de Luque y candidata a diputada nacional, enfatiza que “para ser una mujer política en Paraguay hay que tener mucha resistencia.”
En Paraguay, IDEA Internacional, con el apoyo de la Unión Europea, se ha asociado al Tribunal Superior de Justicia Electoral de Paraguay (TSJE) para impulsar la consolidación de una iniciativa de inclusión política centrada en la capacitación de mujeres líderes, con el objetivo de fortalecer su liderazgo y sus habilidades políticas, desde la perspectiva de los derechos humanos y la democracia. La iniciativa, llamada “Escuela de Formación Política para Mujeres Líderes” ya ha capacitado a más de 500 mujeres a lo largo de sus diez ediciones. Los cursos se han llevado a cabo de manera ininterrumpida desde 2017, con versiones presenciales, virtuales durante la pandemia, y ahora con esquemas híbridos. IDEA Internacional y la Unión Europea apoyan la iniciativa desde la segunda edición, en 2018.
Las capacitaciones fueron diseñadas para ser plurales e inclusivas, promoviendo la perspectiva de género por encima de las divisiones políticas y partidarias. El plan de estudios busca brindar herramientas para fortalecer la voz pública de las mujeres, y abarca una amplia variedad de temas relevantes para su participación efectiva en la vida pública y política: comunicación política, funcionamiento del Estado, normas y procesos electorales, perspectiva histórica de la participación y la representación política de las mujeres. La duración de cada edición de la Escuela se extiende a lo largo de varias semanas. L os profesores y capacitadores de la Escuela son paraguayos y también internacionales; algunos son funcionarios o autoridades del TSJE, otros provienen de la academia y también se han sumado expertos internacionales en asuntos políticos y electorales.
“Aprendí herramientas y datos que hasta ahora utilizo en mis proyectos y discursos”, nos dice Belén. “Además, y creo es lo más importante, conocí a mujeres con mis mismas convicciones e ideales.” Aparte del relacionamiento, Natalia enfatiza el efecto transformador del entrenamiento: “La que entra en la Escuela sale convencida de que tiene la capacidad de lograr llegar a donde una quiere en política, porque recibimos todo tipo de formación e información, que te dan la seguridad y el coraje para decir que sí podemos.”
La acumulación de historias de impacto positivo, como los casos de Natalia y Belén, ha dotado a la Escuela de un magnetismo singular.
Con el tiempo, la iniciativa fue atrayendo el apoyo de distintos actores institucionales, tanto locales como internacionales, entre ellos el PNUD, el Ministerio de la Mujer, la Comisión de Equidad y Género del Senado y organizaciones de la sociedad civil.
El reconocimiento a su aporte ha superado las fronteras de Paraguay. En efecto, la Escuela ha obtenido en 2022 la mención de honor en la categoría “Igualdad de Género” en la edición inaugural de los premios de la Red Mundial de Justicia Electoral, “por contribuir a un incremento concreto de la igualdad de género en la vida pública.”
La Escuela ofrece un testimonio de resiliencia y tenacidad, características que también describen la lucha histórica de las mujeres paraguayas por alcanzar la plenitud de sus derechos políticos.
Si bien las reformas normativas son fundamentales para lograr la igualdad política de género real y efectiva, los programas de capacitación alientan a más mujeres a postularse para cargos públicos, sirven de foro para que las lideresas articulen acciones en sus respectivas agrupaciones políticas, generen redes de solidaridad, funcionan como una plataforma para la consolidación de liderazgos sociales, políticos e institucionales y abonan para mejorar la calidad de la política y de la democracia.
Para concluir, Natalia nos dice: “El siguiente paso es la paridad democrática. Ahí comienza el despegue de la participación y representación política de las mujeres en Paraguay.” Sin duda, una convicción que comparte la mayoría de las mujeres formadas por la Escuela.