Democracias en retroceso
Aclaración: Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas de su autor e independientes de intereses nacionales o políticos particulares. Además, estas opiniones no representan necesariamente la posición institucional de IDEA Internacional, su Junta de Asesores o su Consejo de Estados Miembros.
En su ensayo más reciente, Francis Fukuyama afirma que, desde que en 1989 escribió su conocida obra El fin de la historia , uno de los cambios más importantes acaecidos es la erosión en la aceptación de la democracia liberal como modelo deseable, con alcance universal. Hoy, frente al éxito de estabilidad y crecimiento económico que parece representar el modelo chino, las democracias a nivel global lucen afectadas por altos grados de polarización y movilización social, que casi siempre hunden sus raíces en los altos niveles de desigualdad y corrupción. Los estallidos sociales en Colombia, Chile o Bolivia son el mejor reflejo de ello. Mientras tanto, los enemigos internos de la democracia crecen, elección tras elección, prometiendo solucionar esos problemas mediante el ataque sistemático a los principios básicos del propio sistema democrático. La democracia parece enferma y retrocede, y no está claro que tengamos la cura a la mano.
Pero, ¿es así? ¿Está realmente la democracia en enferma y en retroceso? Recientemente, Idea Internacional ha publicado su análisis sobre el Estado Global de la Democracia y una conclusión parece clara: aunque el mundo nunca ha sido tan democrático como lo es hoy en día, la calidad de la democracia está deteriorándose, especialmente en la última década.
En efecto, casi tres de cada cinco personas en el mundo viven hoy en una democracia. En América Latina son nueve de cada 10. Estas personas, además, disfrutan de un nivel de desarrollo mayor que aquellos que no viven bajo sistemas democráticos. Los datos muestran que las democracias tienden a proteger mejor los servicios básicos, la provisión de justicia y la igualdad de género. Sumado a ello, en promedio son significativamente menos corruptas y ofrecen condiciones más propicias para hacer negocios. Incluso países que parecían condenados al autoritarismo como Sudán, Malasia, Burkina Faso o Armenia han iniciado recientemente procesos de democratización.
El problema radica en que las democracias, cada vez más numerosas, están perdiendo visiblemente calidad y sufriendo ataques desde dentro. Por primera vez desde el inicio de la llamada tercera ola de democratización, que comprende aquellas transiciones a partir de 1975 (como son los casos de España y de gran parte de Latinoamérica), la calidad de la democracia ha comenzado a erosionarse en toda la línea. Nunca en los últimos 40 años el futuro se vislumbraba menos democrático que el presente.
Lea el artículo completo publicado originalmente en Agenda Pública_El País.