Comunicado de IDEA Internacional sobre la segunda vuelta de la elección presidencial de Brasil 2022
IDEA Internacional ha asistido a la segunda vuelta de la elección presidencial de Brasil de 2022 con una delegación encabezada por los expresidentes de Bolivia, Carlos Mesa, y de Costa Rica, Carlos Alvarado; e integrada por la exsenadora de Uruguay, Mónica Xavier; el exsenador de Paraguay, Diego Abente; el exsenador de Chile, Sergio Bitar; así como por el director para América Latina y el Caribe, Daniel Zovatto; el director en Paraguay, Salvador Romero Ballivián y Mauricio Barbosa, asistente de programa.
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Como indicó la delegación de IDEA Internacional tras la primera vuelta, el proceso electoral se desarrolló en un ambiente político complejo, de inquietudes democráticas y múltiples tensiones. En efecto, el país ha conocido en los últimos años un debilitamiento de la calidad de sus indicadores democráticos, si bien con resiliencia en muchas áreas, tal como analiza El Estado Global de la Democracia. Asimismo, ha crecido la polarización política, generando tensiones significativas en la sociedad, incluyendo el intento de mermar la credibilidad de las instituciones y los mecanismos de votación, la difusión masiva e intensiva de noticias falsas, e incluso episodios aislados de violencia.
Pese a ese contexto adverso, la elección de 2022 ha constituido una baza clave para fortalecer las bases de la democracia brasileña.
Destaca, en primer lugar, una jornada de votación que transcurrió con tranquilidad, respeto entre los electores, con un funcionamiento correcto, ordenado y fluido de las mesas receptoras de votos. La calma también predominó en las horas posteriores al cierre de las mesas.
Al mismo tiempo, la asistencia electoral fue elevada, incluso con un inédito incremento con respecto a la primera ronda. 79.4 por ciento de los inscritos acudió a las urnas, lo que confirma el ánimo participativo de la ciudadanía. El porcentaje se sitúa por encima de la media regional.
La institucionalidad electoral sale fortalecida de la prueba. El TSE condujo el proceso con imparcialidad frente a las distintas fuerzas políticas; mostró solvencia técnica y logística, reflejadas en los distintos componentes de la jornada de votación, incluyendo la capacitación de los miembros de las mesas; amplió el registro biométrico de los empadronados; adoptó acciones innovadoras contra el flujo de noticias falsas durante la campaña; amplió los mecanismos de verificación de la urna electrónica en una actitud proactiva de transparencia; fomentó la participación mediante el impulso al transporte gratuito de votantes; extendió las facilidades para la observación electoral, tanto local como internacional.
En el mismo sentido, la urna electrónica, probó en Brasil nuevamente su confiabilidad y rapidez para el procesamiento de los resultados, sorteando el desafío de manejar el padrón más grande de América Latina, de más de 156 millones de votantes. Su funcionamiento, que no había tenido inconvenientes en las décadas pasadas, se halló innecesariamente envuelto en polémicas que restaron tiempo y energía a la institucionalidad, y provocaron fricciones entre Poderes del Estado. Pese a su carácter infundado, las acusaciones desgastan la confianza de la población en sus instituciones y procedimientos electorales, lo que erosiona pilares importantes de la convivencia democrática.
La democracia de Brasil se ha fortalecido gracias a una elección con integridad, resultados que confirmaron la libertad de los electores y el pluralismo de la oferta política, y un adecuado arbitraje de la competencia política.
Este éxito se acompaña de pendientes relevantes. Entre ellos, resalta la necesidad de revertir el deterioro de indicadores democráticos sufrido en los últimos años, lo que implica compromisos políticos e institucionales sostenidos e inequívocos con los principios y valores que sustentan el régimen. Asimismo, se requieren acciones más firmes para elevar la presencia de las mujeres en los espacios de decisión: si el porcentaje de las parlamentarias registró un leve ascenso, figura aún entre los más bajos de América Latina, sin que se perciba una dinámica para recortar brechas. Asimismo, es fundamental recuperar la naturaleza exclusivamente civil del proceso electoral, más allá de la colaboración logística y de seguridad que prestan las instituciones armadas, en los términos constitucionales brasileños. Por último, corresponde un abordaje sereno y ponderado de los retos que plantean las redes sociales en los procesos electorales y políticos, procurando equilibrios entre los distintos derechos y las obligaciones.
IDEA Internacional felicita a la ciudadanía, la institucionalidad y los actores políticos por los logros del proceso electoral de 2022 y desea que la nueva gestión constitucional sea propicia para continuar la construcción de una democracia vigorosa.