El 16 de marzo de 2023, se realizó en Casa de América la conferencia América Latina en la Crisis Democrática Global.
En el vento participaron Enrique Ojeda, director general de Casa de América quien ofreció las palabras de bienvenida. Enrique Iglesias, primer secretario general iberoamericano intervino en la conferencia y Kevin Casas-Zamora, secretario general de IDEA Internacional ofreció el discurso principal. Las fotos del evento están disponibles en un albúm digital: Fotos del evento.
Durante el evento, algunos de los temas tratados fueron:
- Causas de crisis global de la democracia
- Cómo se manifiesta la crisis de la democracia en América Latina.
- Claves de qué se puede hacer para salvaguardar los logros en la región.
Sobre la crisis democrática global, Casas-Zamora manifestó las preocupantes tendencias hacia el autoritarismo, el deterioro de la calidad democrática y los retrocesos. Las causas que promueven esta situación crítica son la polarización política, las desigualdades sociales crecientes, la pérdida de confianza en las instituciones democráticas, la corrupción entre otras.
En concreto en América Latina, estos problemas se manifiestan, y diferentes aspectos de la democracia se comportan de manera distinta. En la región es preocupante el déficit de estatalidad, la consolidación autoritaria en algunos lugares, el descontento que induce votos de castigo entre otros problemas.
Algunas de las recomendaciones compartidas para hacer frente a estos retos en América Latina son:
- Proteger a toda costa la celebración de elecciones periódicas, libres y transparentes, sin duda el área más exitosa del desarrollo democrático de América Latina. Ese avance está bajo riesgo en algunos países, donde las autoridades electorales enfrentan persistentes ataques a su autonomía y credibilidad por parte del gobierno, lo que puede llevar a su control por parte del ejecutivo. Luce necesario incluir a las autoridades electorales en las relatorías especiales (regionales e internacionales) que ya existen para la protección de la independencia judicial, o bien crear un mecanismo ad hoc que permita denunciar los ataques contra ellas.
- En la América Latina de hoy, renegociar el contrato social –las relaciones entre estado, sociedad y mercado—es vital. Esto empieza por una discusión seria sobre la necesidad de pactos fiscales que permitan aumentar y redistribuir la carga tributaria y la inversión pública, para asegurarse de que contribuyan a la integración social y a la reducción de la desigualdad. Es vital alcanzar un consenso sobre un paquete mínimo de prestaciones sociales universales y la forma de financiarlas.
- Es importante crear espacios formales e informales que favorezcan la negociación de grandes acuerdos nacionales. Que la renegociación del contrato social sea necesaria no significa que sea inevitable o sencilla. Las grandes dificultades, contradicciones y resistencias que afligen al proceso constituyente chileno así lo demuestran. Es esta una discusión que va más allá de lo que las instituciones representativas tradicionales, como los parlamentos, pueden procesar, aquejadas como están por serios problemas de credibilidad. Si esa renegociación ha de prosperar, es menester complementar las instituciones representativas tradicionales con otros foros, como los Consejos Económicos-Sociales o las asambleas ciudadanas, instituciones habituales en los países europeos, pero aún exóticas en América Latina. En ausencia de esas reformas, conviene al menos establecer foros permanentes de concertación entre partidos políticos para discutir propuestas de políticas públicas y de reforma institucional. La experiencia del Foro Permanente de Partidos Políticos de la República Dominicana, establecido en 2017, ha sido positiva para generar soluciones consensuadas frente a la pandemia, así como para impulsar reformas institucionales y establecer una instancia común de diálogo con la Junta Central Electoral. Este ejemplo merece ser estudiado y replicado.
- Robustecer el estado de derecho en la región es la gran asignatura pendiente del proceso de construcción democrática en América Latina. Y para ello nada es más importante que asegurar la autonomía política, financiera y funcional de los poderes judiciales, la transparencia en el nombramiento de sus autoridades y la estabilidad de su funcionariado. La independencia judicial es acaso el más preciso barómetro del estado general de la democracia en cualquier sociedad. Pero es, además, el requisito indispensable para hacer posible el acceso igualitario a la justicia y combatir la impunidad. Sin independencia judicial tampoco hay posibilidad alguna de tener éxito en la lucha contra la corrupción y la violencia, que hoy corroen la confianza en las instituciones.
- La batalla contra el malestar ciudadano y por la legitimidad democrática no se gana con argumentos normativos, por elocuentes que puedan ser. Se gana haciendo a los sistemas democráticos cada vez más capaces de resolver problemas reales para la ciudadanía. Para ello es preciso revisitar aspectos claves del diseño constitucional de los sistemas políticos latinoamericanos, en particular la coexistencia de regímenes presidenciales con sistemas de partido crecientemente fragmentados, que hacen enormemente costosa la construcción de mayorías legislativas y, con ello, la adopción eficiente de reformas necesarias. Igual de importante es prestar atención a la reforma de la administración y la gestión pública en aspectos como la consolidación del Servicio Civil, la atracción de gerentes públicos capaces, la coordinación interinstitucional y la digitalización de servicios. Estas tareas, aparentemente técnicas, son esenciales para que las instituciones democráticas entreguen bienes y servicios públicos de calidad a la ciudadanía. Son esenciales, esto es, para que el contrato social se manifieste en la práctica y la legitimidad democrática pueda ser fortalecida.