Elecciones municipales de Costa Rica 2024: entre la apatía y la resiliencia democrática
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En estas elecciones 3 570 807 de personas conformaban el padrón electoral; sin embargo, solo 1 119 893 asistieron a las urnas, esto es un 31,93 por ciento. A diferencia de la tendencia en procesos municipales pasados donde la participación venía aumentando, en esta ocasión disminuyó casi en 5 puntos porcentuales.
Aunque Costa Rica tiene una larga tradición democrática en su ámbito electoral nacional, con reglas y procesos estabilizados durante décadas, la elección de autoridades municipales mediante voto popular es un fenómeno relativamente reciente, implementado a partir del año 2002. Esta novedad contrasta con la tradición de elecciones nacionales que ha estado en curso de manera interrumpida desde 1953.
Asimismo, el régimen municipal ha sido reformado y en particular el régimen electoral. Resaltan como cambios principales, además de votar por alcaldías desde el año 2002, un nuevo Código Electoral en 2009, las elecciones de todas las autoridades municipales unificadas y no concurrentes a partir del año 2016 y un proceso de aplicación lento del principio de paridad en la participación.
"Estas pasadas elecciones constituyeron la tercera vez que las y los electores del país centroamericano recurren a las urnas para decidir los representantes de su gobierno local, de manera no concurrente con las elecciones nacionales para todos los cargos y la primera en que se implementó la prohibición de reelección indefinida y la paridad horizontal en todos los puestos a elegir".
El gobierno local en Costa Rica está conformado por la alcaldía y dos vice alcaldías como la figura ejecutiva, y el órgano deliberativo denominado Concejo Municipal, conformado por Regidurías, según población, lo integran 5, 7, 9, 11 o 13 personas. También participan otras figuras, como el gobierno distrital conformado compuesto por un síndico/a como figura ejecutiva y un consejo de distrito integrado por 4 personas en todos los cantones del país.
El proceso electoral subnacional se destacó como uno de los más complejos de la historia electoral del país. En palabras del organismo electoral- el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE)-, estas elecciones fueron las más desafiantes en la historia de Costa Rica, debido al gran número de partidos políticos que competían y puestos de representación en juego, así como a la obligación de implementar la paridad horizontal tanto en puestos uninominales, es decir donde solo una persona es electa, como en puestos plurinominales, donde varias candidaturas son electas para el cargo. En esta oportunidad compitieron 39 734 candidaturas a diferencia del 2020 que fueron 33 873 candidaturas.
Este fue un proceso desafiante para el organismo electoral, empero la complejidad no fue solo logística, sino también por la desinformación. En palabras de la magistrada presidenta del TSE, en la noche de entrega de los resultados provisionales, manifestó que: “nunca antes de previo a una elección, como ha ocurrido en las últimas semanas, habíamos sido objeto de una ofensiva digital de desinformación tan agresiva, llena de calumnias y discursos de odio contra magistradas y magistrados de este Tribunal” y que nunca “se habían formulado tantas gestiones expresamente dirigidas a impedir la celebración de las elecciones o impedirnos a los jueces y juezas dirigirlas”.
Los comicios municipales se realizaron a medio periodo el mandato presidencial. Rodrigo Chaves Robles asumió el cargo el 8 de mayo del 2022, por un partido recién creado en 2018, Progreso Social Democrático. Rápidamente se separó de esta agrupación y para estas elecciones se dieron dos fenómenos particulares. Primero fue la existencia de dos agrupaciones -Pueblo Soberano y Aquí Costa Rica Manda, quienes se autodenominaban los herederos del “Chavismo”. Sin embargo, ambas agrupaciones quedaron fuera de la contienda electoral para escoger alcaldías por incumplir con la normativa de la paridad de género.
Esto condujo a una situación inusual en la que el partido en el poder no tenía representación a nivel de alcaldías. En Costa Rica, estas elecciones no suelen constituir un referéndum para quien ejerce la presidencia, ni se evalúan grandes temas nacionales, ni anticipan el comportamiento electoral de las elecciones nacionales. Sin embargo, resulta notable la falta de presencia del movimiento “chavista” o afín al presidente compitiendo en la arena político electoral, a diferencia de otros gobiernos donde el oficialismo participaba y retenía algunas alcaldías.
"El país enfrenta una ola de violencia y crisis de inseguridad sin precedentes: el año 2023 fue uno de los más violentos de la historia reciente del país, exacerbada por la influencia del narcotráfico".
A pesar de este contexto, es importante destacar que no se han registrado niveles de violencia política tan graves como los asesinatos de personas candidatas que se han visto en otros países como Ecuador o México.
La jornada electoral se llevó a cabo sin grandes dificultades. Se abrieron la totalidad de las mesas y urnas electorales. El principal aspecto a destacar y que debe preocupar son los elevados niveles de abstencionismo, conforme a los resultados preliminares del organismo electoral se registró un 68 por ciento de ausentismo. El asunto no es menor, la mayor participación electoral se relaciona con un mayor interés y seguimiento de la ciudadanía en los asuntos públicos locales, y dado que la construcción democrática desde la base es fundamental, los bajos niveles de participación deben ser motivo de alerta.
La disminución en la participación electoral y la baja asistencia a las urnas en elecciones locales refleja una tendencia en este tipo de procesos, en comparación con la nacional, en donde se registra un mayor nivel de participación. A vez, también coincide con un debilitamiento de los partidos políticos, quienes ostentan el monopolio de la representación política y existe una baja simpatía partidaria, ya que el 79 por ciento de la ciudadanía indica no tener afinidad con ningún partido político, según estudios del CIEP de la Universidad de Costa Rica. Además, la amplia oferta electoral, con la participación de más de 70 partidos a nivel nacional, provincial y local, puede generar confusión entre los votantes.
"Una serie de innovaciones marcaron estas elecciones".
Es la primera vez que rige la prohibición de la reelección indefinida, producto de una reforma legislativa al Código Municipal. Previo a esta reforma legal, la reelección era la regla. En las elecciones locales de 2020, 48 de 66 alcaldes y alcaldesas que buscaban la reelección lograron mantenerse en su cargo, en esta ocasión 44 alcaldes y alcaldesas quedaron fuera de la contienda.
Una segunda innovación fue la obligación de la paridad de género horizontal (la vertical ya se aplicaba) en todos los puestos de elección -producto de una sentencia de la Sala Constitucional. Esto trajo como consecuencia la sanción de no inscripción de candidaturas en caso de incumplimiento. Adicionalmente, aumentó la cantidad de mujeres que estarán al frente de las alcaldías. Conforme a los datos preliminares del TSE, fueron electas 22 alcaldesas, el número máximo había sido 12 en el 2016 y en 2020 solo 8 habían sido electas. Eso sí, eso está lejos de una paridad ideal, ya que las mujeres constituyen tan solo un 26 por ciento del total de titulares del ejecutivo a nivel local. La tercera innovación es en términos de administración electoral, ya que el TSE aplicó un plan piloto de voto electrónico en 499 juntas electorales.
"En términos de la configuración política se profundiza la tendencia a un multipartidismo en la arena política-electoral, ya que entraron 10 nuevas organizaciones políticas al gobierno local".
El resultado sorpresa fue el partido Unidos Podemos, de la actual ministra de la Presidencia, pasando de 1 a 9 alcaldías. El Partido Liberación Nacional, históricamente el que más ha retenido alcaldías, siguiendo siendo la fuerza mayoritaria (obtuvo más cantidad de votos a nivel nacional) pero ha disminuido. En esta ocasión perdió 14 alcaldías, incluyendo la capital, ganada por un partido local, Juntos San José y su candidatura Diego Miranda, lo que implica un rompimiento de 20 años de hegemonía del PLN. Es importante resaltar que el bipartidismo en Costa Rica, compuesto por el PLN y la Unidad Social Cristiana PUSC, controlará el 58 por ciento de las alcaldías.
Finalmente, si bien la baja participación electoral sugiere una desconexión entre la oferta de más de 70 partidos y la demanda ciudadana, el proceso electoral reciente en Costa Rica también destaca la resiliencia de la democracia electoral en medio de riesgos políticos como la desinformación, el crimen organizado, inseguridad y la corrupción sistémica. A pesar de los desafíos, el país mantiene la alternancia en el poder, un pilar esencial de la democracia. Se destaca especialmente la solidez y profesionalismo del Tribunal Supremo de Elecciones, que llevó a cabo una de las elecciones más complejas y desafiantes en la historia del país.
Este artículo fue cedido para ser publicado en Café Semanal Latam.